Saturday, December 31, 2011

carta de navegación 2012

fines del octavo mes del año dos mil y doce
carta de navegación

“… no volveré a mirar bajo tu planta
nacimientos de vértigo y tormenta
todo lo que calle tomará formas nuevas
y yo que cada tarde cuento la misma historia
en la que un ángel muere
ruego
por su desprecio esparcido sobre el mundo
que cuando pase un hombre a cerrarle los ojos sus párpados de polvo no vuelvan a la tierra
y si trazo estas líneas
lo hago sólo
porque no queda un mapa en que pueda perderme
y mi voz no reconoce su sonido
perdí el rumbo una vez y para siempre
y dormí entre los muertos… ”

de: Elefante

“estalle o se disipe, la tormenta no es el fin del mundo”

William Carlos Williams



a Ti, Mirada sobre el agua, Ojo del cielo, Paso de la ternura por el mundo, Infinita, Inimaginable, Montaña que se levanta sobre el agua, Elevada ventura, Centro de todos los paraísos, que tu pisada, que ha podido atravesar las grandes aguas, hasta llegar aquí, siga dando en el trueno sendas flores, porque la muerte no existe… y tu presencia misma es mi victoria…

a todos:

lento assai http://www.youtube.com/watch?v=sIcDviaosOE

esta letra es mi voz como que estiro como un trazo en la arena, con ella trazo en su nombre el testimonio de lo que puedo ver. esta letra es mi mano, que alarga el testimonio como ofrenda de paz, desde cualquier batalla endurecida. esta letra es el paso en que camino, la huella donde baja a beber el agua el sol. esta letra es mi pie, caminando a un lado... esta letra es mi temblor ante la mirada abierta del abismo, rastro de mi mirada, breve rasguñadura del mundo. esta letra es mi alma y es mi sangre. esta letra, también es mi voz…

esta letra es el hueco en que confrontamos el silencio del mundo, el insecto subterráneo que lo perturba y define. esta letra, habitada tantas veces, tantas veces casa, tantas veces sitiada cicatriz. esta letra perdida entre todos los que alguna vez hemos estado perdidos, paraísos en busca de su centro, jardines que cuelgan de nuestras palabras amadas. esta letra que ha levantado ceremonias y muros de palabras, letra de construcción, letra de grito. esta letra caminante, en silencio escribe en la tierra su nombre, cae con las gotas, entre ojos de vidrio…

esta letra recuerda a los que cayeron antes, a los que se han marchado apenas, derramados entre sombras rojizas, entre puntas de flechas venenosas, mordidos por los lobos y el aire, a los que arrojaron como carne de cañón sobre los otros, a los que señalaron por ser, pensar, hablar, vivir, distinto, a los que no supieron nunca por qué les estaban disparando, a los que se quedaron velando el sueño del enfermo y les dieron su pan a los que no tenían, a los que vieron caer su casa a mitad de la tormenta mientras todos cantaban, a los que no les quedó nada más que un solitario grito en el desierto, a los que perdieron su sombra buscando salir de la obscuridad y se sintieron solos, a los que tuvieron que salir corriendo, perseguidos, penosos, amenazados, obligados a mentir, a someterse… a los que los que dijeron que no…

esta letra recuerda las miradas y las voces de las madres cuyos hijos fueron brutalmente lastimados, y sus hermosos cuerpos limpios cobardemente hundidos. esta letra recuerda a esos hijos y el peso de sus manos calientes, su cercanía constante, su presencia eterna libre ya de dolor, ya caminantes del viento, ya fugaces, vaporosas golondrinas… esta letra recuerda el arrebato y la rabia de las ancianas, su súplica silenciosa, su resistencia de árboles bajo la noche inmensa que se abría… el llanto de los que habían echado… ese pequeño temblor, que sostuvimos para alejar del miedo…

esta letra recuerda los gritos de la noche del desierto y el paso del insecto en pie, sobre la arena, como una aguja en el sol. esta voz recuerda la voz del animal herido, la marca de su gratitud. esta letra recuerda que la última vez que hablamos, dijimos que no sería la última…

… qué persistente es el fuego, qué persistente la luz…

esta letra es un caminante de juicios muy simples sobre las cosas del mundo, la letra de la ceniza y el pan, la letra de cuando el agua fue piedra. esta letra es la noche asediada y cada insomnio, cada sed, cada nombre amarrado a una falange, para no olvidar, jamás, las rutas que nos devuelven a casa. esta es la letra de una ciudad que sabemos sitiada, como sabemos que la ciudad está por todas partes. esta es la letra de los que sabemos tomar rutas secretas, trazar mapas, hablar en la obscuridad. luego morimos…

y lo que había de sangre y sed se desvanece y nos duele mirar, y por primera vez las huellas de los dedos no se enredan, las sombras bailan…

cae lentamente el agua…

 y yo te hablo a los ojos para que me escuches con toda tu mirada…

y hablo por cada rincón de luz y cada mesa, por las torres que sostuvieron la embestida, por las huellas de la noche y los aromas perdidos, por el tacto de las uñas y las flores, por la rabia del sueño hija de reyes, por la casa que se mantuvo en pie… por el martillo, por la raya en el suelo, zanja de la posibilidad, por el trazo de la piel del día, mano larga como el silencio de mil días, por la torre que sostienen mil miradas de ancianos y que no duerme nunca y todos veneramos en secreto… por la persistente la llama que se alza del centro de una tormenta… por el silencio: camaleón, jardín colgante, dragón de marfil frente a un espejo…

que el dolor que te alcance te acaricie. que tu pena apacigüe el aguijón del que bebemos todos, la obscuridad. que aparezca la paz para ti. que el pan sobre tu mano se haga casa y en tu casa no falte nunca el pan. que al llegar, sepas cuánto te esperamos. que recuerdes que la muerte no existe. que el sonido del viento no distraiga tu voz… que tu palabra vuelva a ti y se quede con nosotros para siempre. que tu viaje sea próspero y que alcances el sol, que su nombre amarillo, flor levantada en armas, faro en la mesa, toque siempre tus ojos, suave y lentamente, para que puedas dormir. que la sombra que llegue sea ramaje, y sea breve y delgada… que las piedras con sangre, las huellas de los que asesinamos, y la vida que persiste como un cachorro de relámpago… mariposa azul al final de la última llamarada, amanecer… entre dientes frios y ráfagas ligeras, nos recuerde el camino con gentileza y precisión, arquitectura sagrada de la ruta que buscamos…

 hablo por cada letra y cada trazo. hablo porque a tu lado late, también, mi verdad. hablo para ti, porque sé que estás cerca… a ti y a cada uno y siempre a todos: mi palabra más clara… mi pensamiento más alto… mi sentimiento más mío…

esta letra es mi corazón a sus pies…


G

Thursday, December 16, 2010

una entrevista

Sunday, April 20, 2008

Trazo




Debajo de esos ojos nació mi mirada, el trazo de los reflejos que duermen en el fantasma de la imagen, no deja de contemplar desde el fondo de su nación, el peso intacto del cuerpo del oceano, la huella por la que el sueño se disuelve en el paso mas tranquilo de la noche...



“Yo, pecador, a orillas de tus ojos
miro nacer la tempestad.

Sumiso dardo, voz en la espesura,
incrédulo desciendo al manantial de gracia.
………
Hablo y en la palabra permaneces.
No turbo, si te invoco,
el tranquilo fluir de tu mirada;
bajo la insomne nave tornas el cuerpo emblema
del ser incomparable, la obediencia fugaz
al eco de tu infancia milagrosa…”

Alí Chumacero: Responso del peregrino.
Fragmentos.


“La ternura es como la fragilidad con alas...”

Rodrigo Sansores.



en la pequeña mesa de madera arde amarilla la mariposa de la llama
por la ventana no entra a andar la luna
su blancura descalza no deja huellas temblorosas en la duela
no hay cuadros iluminados por los ojos de mujeres de otro tiempo
no hay voces que vengan a decir que ahí están
no hay un camino
hay miles de caminos
la tarde cobra estímulos de barco y el silencio es el mar
pausado
veo al silencio estirarse como un gato que trata de alcanzar una fruta en la mesa
a esta hora la mesa es aún más barco y el gato ya es un poco sol
ya no silencio
no se ve a la redonda otra cosa que un hombre que escribe despacio sobre una libreta pequeña
mirando un mapa quizá
por la noche subí al árbol tremendo del insomnio y comí de sus frutos hechos de sal
lave mi cara en la mañana para quitar de mí los restos de la madrugada
sus arrugas y marcas
sus trazados bruscos
y busqué
navegante acostumbrado a la tormenta
una pequeña isla para escribir tu nombre y ofrecerlo a la espuma
que a cada ola venga
dije
que llene al mar entero y que colme su sed
y que su sed lo apague todo y que el tiempo no tenga ya fin
que algo en el cielo obtenga magnitud y premio
y en esa magnitud de mar entero se escuche el crujir de la ola como un batir de alas
o una semilla fértil
guardada en la bolsa de un hombre huye
de un viajero que pasa
llevando en él su abrazo y su caricia
una pequeña voz
con la que dice
una palabra rota
indescifrable
algo como un
temblor de farola a medio viento
una mano cubriendo una mejilla
como un tacto que se abre al centro de un baúl de mariposas

la ternura
lo dijo ya mi amigo
es como la fragilidad con alas



Gustavo Enrique Orozco

Una pequeña flor



Un regalo para Luis, Ciudad de México, 2008.


Una pequeña flor

vine a dejar una pequeña flor en tu lago
amiga
vine
a dejar una pequeña flor
en tu lago
una pequeña flor para una flor más grande
para un lago que se extiende desde ahora
hasta más allá de nosotros
vine
a poner en tu oreja un caracol diminuto
un caracol repleto de los sonidos de mundo
un caracol que quiere
abrazarte en el silencio únicamente
para hacerte saber
que ese abrazo
que esa flor diminuta que te traigo
es real
y que este abrazo
igual que una semilla
crece





Gustavo Enrique Orozco